viernes, 3 de julio de 2009

REVOLUCIÓN QUITEÑA EN EL ANTIGUO HOSPITAL MILITAR


Al subir por la calle Luis Dávila (centro norte de Quito) una fortaleza se divisa a los lejos. Los postes que bordean la calle que conduce al Antiguo Hospital Militar están adornados con afiches de la imagen del rey Luis XVI decapitado.

El Centro de Arte Contemporáneo da la bienvenida a los visitantes que, curiosos, llegan para indagar sobre su pasado y su identidad.
Las banderas del Ecuador, de Quito y de los Patriotas flamean en lo alto.

La Revolución Quiteña del 10 de Agosto de 1809 es un viaje por 200 años de historia dividida en cinco pabellones: Quito sombra en el siglo de las luces, La nación en la fragua, El 10 de Agosto de 1809, Quito represalia y resistencia; y, Quito abismada.

Pamela Urresta, saluda a los visitantes. La exposición comienza en el pabellón Quito sombras en el siglo de las luces. Los geodésicos franceses nos invitan a recordar la medición del cuadrante terrestre y las investigaciones botánicas realizadas en el siglo XVIII.

La admiración de niños, jóvenes y adultos se evidencia en sus rostros, hay un gran entusiasmo e interés por conocer los acontecimientos del 10 de agosto de 1809.


A lo lejos se escucha una voz fuerte y vigorosa. Un niño de 8 años se apresura por los pasillos para saber qué acontece. Desde el retrato con marco dorado se escucha la voz clara de Eugenio Espejo, quien interactúa con los visitantes. “Siempre critiqué a los funcionarios coloniales con mis escritos. Censuré a las autoridades que me veían como insurgente y quería librarse de mí. Mi sueño libertario, que procuré siempre transmitir a los jóvenes, era corrosivo para la colonia, mi presencia, un peligro. Por eso fui a la cárcel. Cuando conocí a Nariño en Colombia, creció la esperanza de la libertad. De regreso, con ideas maduras, continué mi actividad propagando mis ideales sin descanso. Mi sueño se hizo realidad gracias a la lucha de mis amigos revolucionarios, Manuel Rodríguez, Juan Pío Montúfar, Juan de Salinas y otros”.

La voz de Espejo es un eco que se pierde en el salón contiguo, una habitación con las paredes rojas, el piso negro pintado de cruces de color blanco, el sonido de campanas y la música fúnebre son parte de Quito represalia y resistencia que representa a los 300 muertos de la masacre del 2 de Agosto de 1810. España no aceptaba levantamientos ni revoluciones, era la dueña de estas tierras y tenía que callar a quienes levantaban el grito de la independencia.

“… ¡Pero desgraciada Quito! Tú comenzaste por donde debías haber acabado, y tu situación decadente por un movimiento retrógrado no es la que han tenido otros pueblos…” Es la voz de dolor y tristeza de Miguel Antonio Rodríguez, sacerdote criollo en la oración fúnebre.

300 quiteños murieron defendiendo su libertad, la pregunta es ¿nosotros luchamos por nuestra libertad?
Foto: Gabriela Andrade A.

miércoles, 1 de julio de 2009

LA VOZ DE EUGENIO ESPEJO PERMANECE EN EL ANTIGUO HOSPITAL MILITAR


"Me parece que tengo el globo en mis manos", resuena en mis oídos el grafiti que parecería llegar desde el siglo XVIII, cuando Eugenio Espejo, con su ingenio superior y su visión que se extendía más allá de los mares, soñaba con una tierra libre, abolido el sistema colonial y la represión a los indígenas.

Calles y muros de Eugenio Espejo, se llama la muestra que pone en relevancia la vida del ideólogo de la Revolución Quiteña. Es interesante la puesta escénica con el uso de técnicas del graffiti callejero.

La escultura de Eugenio Espejo es parte de la exposición, admirada por los visitantes quienes topan el rostro de manera delicada y sonríen para la fotografía, muestran respeto y admiración por el precursor de la Independencia.

La exposición se encuentra en el Centro de Arte Contemporáneo, Edificio del Bicentenario, por la
celebración de los 200 años de Independencia, ubicada en el Barrio de San Juan, en el Antiguo Hospital Militar.
Foto: Gabriela Andrade A.