domingo, 21 de junio de 2009

¡MI TRAVESÍA!

La aventura iniciaba y yo cargaba una maleta de unas 40 libras.

La caminata empezó para adentrarse en la selva, ni bien ingresábamos y el fango cubría las botas de todos.
Unas cuantas amigas se enlodaron hasta la cintura, cada paso que dabas era un riesgo que se corría, no se sabía en donde ibas a meter el pie.
Después de caminar en la lluvia por más de dos horas hicimos paradas en las estaciones para aprender sobre las plantas medicinales, la cacería, la comida que se podía conseguir en la selva y cómo hacer fuego.

La marcha continuó hasta llegar al zoológico de los Iwias donde un monito llamado Pancho te daba la bienvenida, te abrazaba y se colgaba en tu cabeza.

Poco a poco la noche caía, caminamos por 15 minutos, hasta llegar a un montón de árboles donde teníamos que armar la hamaca toldo para dormir.

Siendo las 18:30, yo no armaba mi hamaca toldo, le dije al teniente que yo no podía dormir ahí que me dolía la cabeza y el pie, así que espere hasta que me llevara a una cabaña.

Una lluvia super fuerte empezó a caer, mis compañeros desesperados subían porque sus hamacas se inundaron.

Casi todos durmieron sentados en unas sillas de plástico. A las 04:00 nos llevaron de regreso al campamento base.

Se la sufrió. Pero bueno en esta vida hay que aprender de todo.
Foto: Belinda Terneus

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